Cuando estuve en mi primer curso, le consulté a mi maestra si sería buena idea rizar y cortar las pestañas postizas para conseguir un mejor efecto en el ojo. Ella respondió que no, porque las dañaría. Seguí su consejo 6 meses hasta que decidí intentarlo y quedé enamorada. Desde ese día han pasado 3 años en las que he personalizado las pestañas postizas de mis clientes. Hoy al fin tengo mi línea y desde mi experiencia, puedo decirles que siempre sigan su intuición.
Gracias por ser parte de este sueño.